Smaug
Allì yacìa, un enorme dragòn aureorrojizo, que dormìa profundamente; de las fauces y narices le salìa un ronquido, e hilachos de humo, pero los fuegos eran apenas unas brasas llameantes. Debajo del cuerpo y las patas y la larga cola enroscada, y todo alrededor, extendiendose lejos por los suelos invisibles, habìa incontables pilas de preciosos objetos, oro labarado y sin labrar, gemas y joyas, y plata que la luz teñìa de rojo.
Samug yacìa, con las alas plegadas como un inmenso murcièlago, medio vuelto de costado, de modo que el hobbit alcanzaba a verles la parte inferior, y el vientre largo y pàlido incrustado con gemas y fragmentos de oro de tanto estar acostado en ese lecho valioso.
J R R Tolkien
El Hobbir.
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