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Estabilidad

No es extraño que aquellos pobres premodernos estuvieran locos y fueran desdichados y miserables. Su mundo no les permitía tomar las cosas con calma, no les permitía ser juiciosos, virtuosos, felices. Con madres y amantes, con prohibiciones para cuya obediencia no habían sido condicionados,con las tentaciones y los remordimientos solitarios,con todas las enfermedades y el dolor eternamente aislante, no es de extrañar que sintieran intensamente las cosas y sintiéndolas así (y,peor aún, en soledad, en un aislamiento individual sin esperanza), ¿cómo podían ser estables?

Aldous Huxley.

Un mundo feliz

Hogar

-Intenten imaginar lo que significaba "vivir con la propia familia"

(...)

-¿Y saben ustedes lo que era un "hogar"?

(...)

...Unos pocos cuartitos, superpoblados por un hombre, una mujer periodicamente embarazada, una turbamulta de niños y nias de todas las edades. Sin aire, sin espacio; una prisiòn no esterilizada; oscuridad, enfermedad y malos olores.

(...) Psìquicamente, era una conejera, un estercolero, llenos de fricciones a causa de l vida en comùn, hediondo a fuerza de emociones. ¡Cuàntas intimidades asfixiantes, cuàn peligrosas, insanas y obcenas relaciones entre los miembros del grupo familiar!

Un mundo feliz.

Aldous Huxley.

Juegos

-Es curioso -musitò el director, (...)-, es curioso pensar que hasta en los tiempos de Nuestro Ford la mayorìa de los juegos se jugaban sin màs aparatos que una o dos pelotas, unos pocos palos y a veces una red. Imaginen la locura que representa permitir que la gente se entregue a juegos complicados que en nada aumentan el consumo. Pura locura. Actualmente los Interventores no aprueban ningùn nuevo juego, a menos que pueda demostrarse que exige cuando menos tantos aparatos como el màs complicado de los juegos ya existentes.

Un mundo feliz

Aldous Huxley.

Guarderìa

Guarderìa

Guarderìa Infantil.  Sala de Condicionamiento Neo-Pavloviano (...)

Media docena de enfermeras (...) se hallaban atareadas disponiendo jarrones con rosas en una larga hilera, en el suelo.  (...)

-Coloquen los libros-ordenò el director.

(...)  Entre los jarrones de rosas, los libros fueron debidamente dispuestos (...)

-Y ahora traigan a los niños.

Las enfermeras se apresuraron a salir de la sala y volvieron al cabo de uno o dos minutos; cada una de ellas empujaba una especie de carrito de tè muy alto, con cuatro estantes de tela metàlica, en cada uno de los cuales habìa un crìo de ocho meses. (...)

-Pònganlos  en el suelo

(...)

Los chiquillos inmediatamente guardaron silencio, y empezaron a arrastrarse hacia aquellos muros de colores vivos (...) Los màs ràpidos ya habìan alcanzado su meta. (...)

La enfermera jefe, que estaba de pie junto a un cuadro de mandos (...), bajò una pequeña palanca.

Se produjo una violenta explosiòn. Cada vez màs aguda, empezò a sonar una sirena.

(...)...La enfermaera jefe pulsò otra palanca. Los chillidos de los pequeños cambiaron sùbitamente de tono. (...) Sus cuerpecitos se retorcìan y cobraban rìgidez (...)

-Podemos electrificar toda esta zona del suelo- gritò el director, como explicaciòn. -Pero ya basta.

(...)

-Vuelvan a ofrecerles las flores y los libros.

Las enfermeras obedecieron; pero ante la pròximidad de las rosas, y a la sola vista de las  alegres y coloridas imàgenes (...), los niños se apa rtaron con horror.

(...)

-Creceràn con lo que los psicòlogos solìan llamar un odio "instintivo" hacia los libros y las flores. Reflejos condicionados definitivamente.

Aldous Huxley.

Un mundo feliz.

Naturaleza robòtica

Naturaleza robòtica

La doctora Susan Calvin yacìa en el piso de su inmaculado laboratorio, entre un amasijo de vìsceras y sangre.

La asèptica luz blanca de una làmpara permitìa ver que no sòlo habìa sido estrangulada y destripada, sino tambièn brutalmente abusada.

 Calvin habìa dedicado su vida entera al perfeccionamiento de organismos cibernèticos capaces de emular la naturaleza humana, aùn en su lao màs profundo, oscuro y miserable.

En un rincòn del laboratorio, la policìa encontrò al ùltimo robot sobre el que trabajaba la doctora Calvin, sumido en posiciòn fetal en un charco de sus propias deyecciones, totalmente ensimismado, chupando con frenesì el dedo pulgar de una de sus manos manchadas de sangre...

30-04-07

Bufòn.

Condicionamiento

-Y èste-intervino el director sentenciosamente-, este es el secreto de la felicidad y la virtud: amar lo que uno tiene que hacer. Todo condicionamiento tiende a lograr esto: a lograr que la gente ame su inevitable destino social.


Un mundo feliz


Aldous Huxley.

Ulises

Ulises

Ulises subiò a la màquina del tiempo y la puso en marcha.

Hacia el pasado estaba Penelope tal como la viò el primer dìa. Hacia el futuro, Penèlope tal como habrìa de verla al regresar...Pero siempre Penelòpe tejiendo la trama del tiempo...

Bufòn.

07-05-06

Sueños

El soñador despertò en las arenas grises de un Circo. Se desprendiò del Visor de Imàgenes Auto-generados y esperò la llegada de un tècnico del Sistema de Soporte.

Su sueño de evasiòn habìa fracasado por problemas tècnicos. Contrariado, el Soñador rogò que su sueño pudiera ser recuperado.

Mientras esperaba la llegada del Tècnico, se dedicò a recorrer la existencia de la que habìa querido escapar. Descubriò con desilusiòn que era un payaso trashumante de vida irrelevante, asì que deseò con desesperaciòn la restauraciòn de su sueño.Se llenò de una gran sorpresa cuando viò aparecer no aun tècnico, sino a su Asesor, un ejecutivo de rango intermedio, antipàticamente pulcro y distante.

-Quiero recuperar mi sueño- exigiò el Soñador.

-Me temo que eso es imposible, mìster Dick- respondiò el Asesor con muestras de extremada cortesìa, absolutamente profesional.

El Soñador se exasperò:

-Escuche... soy un infeliz payaso de circo de barrio...Debo salir de aquì, necesito recuperar mi sueño...

-Ese es precisamente el problema, mìster Dick. Usted no esun simple payaso de circo. Esto es sòlo un sueño generadopor usted, a partir de  nuestra consola P.E. 2030, de hace cinco años.

-¿Què?- el Soñador estaba desconcertado.

-Efectivamente, mìster Dick, hace cinco años usted era usuario de nuestra consola de sueños autogenerados, con la que soñaba ser un payaso errante. Con la puesta en el mercado de una nueva consola mejorada, usted quiso adquirir un nuevo sueño y, como ya es costumbre en usted, nos pidiò hacerlo a partir de su sueño de payaso para evitar tener que desconectarse del Sistema de Apoyo y evitarse todo el papeleo que ello conlleva...

-¿Còmo ya es costumbre? ¡Quiere decir...?-balbuceò el Soñador.

-Asì es. Usted ha estado usando nuestras consolas por màs de treinta años, saltando de un sueño a otro, a medida que la tecnologìa avanza...

-¿Màs de treinta años?-gimiò anonadado-. Pero...¿la joven de la que me enamorè?, ¿las oportunidades que perdì?...

-Todo eso no son màs que meros transcursos de su sueño, mìster Dick. Le recuerdo que nuestra tecnologìa sòlo presta el servicio de soporte: todo lo demàs , el argumento del sueño, dìgamos, corre por cuenta del soñador...Puede llamarlo libre albedrìo, si le parece...

-Y si esto es un sueño...¿què hay detràs?...

El Asesor consultò su computador portatil.

-En su sueño anterior usted fue un oscuro revolucionario en una repùblica del sur...Debo reconocer que sus sueños son modestos, mìster Dick, lo cual nos facilita mucho el trabajo...

-¿Y detràs de eso?

-Con nuestra consola P.E. 2027 usted formaba parte de un grupo de ladrones de banco...y antes de eso- se adelantò el Asesor- con nuestras consolas anteriores usted fue, sucesivamente, Guerrero, Amante, Trovador... Al parecer , està usted dispuesto a afrontar todos los arquetipos programables...

El Soñador a punto de derrumbarse, gimoteò:

-¿Y detràs de todo eso? ¿Què hay detràs de todos mis sueños?

La prestancia profesional del Asesor se descompuso ante la desesperaciòn real de su cleintey, por un segundo, apreciò como lo que en realidad era, un hombre tan cansado como el que màs. Pero se recuperò en seguida y consultò su computador, tan pequeño que le cabìa en un bolsillo.

-Bueno...me veo obligado a recordarle que hace exactamente treinta y un  años, usted firmò un contrato con nuestra compañìa, mediante el cual, su identidad, su cuerpo y sus sueños pasaban a formar parte de nuestros activos. Desde entonces, la compañìa se ha encargado de suministrarle el soporte tècnico para que usted pudiera dedicars a soñar con entera libertad... Nosotros, a cambio, obtenìamos todos los datos necesarios para mejorar el producto y el servicio...Sin embargo, usted ha sido un soñador durante tanto tiempo que su cuerpo ya no resistirìa sino un sueño màs, y de hecho, ni siquiera estamos seguros de que otro sueño sea recomendable...

-Pero dìgame, ¿quièn soy entonces?- gritò el Soñador al borde de las làgrimas, cayendo de rodillas sobre la arena de la pista circular, bajo la mirada apagada de las gradas vacìas.

-Yo..yo relalmente no lo sè, mìster Dick. Esos datos no estàn a mi alcance. Si es tan importante para usted, podrìa pasar una peticiòn por escrito que serà cuidadosamente estudiada y respondida dentro de los tèrminos...

El Soñador se levantò, clavò sus ojos inyectados en sangre en el Asesor y se sintiò henchir de odio. Con fiera presteza saltò sobre el ejecutivo inerme y extinguiò su aliento con las manos. Pero una fuerte luz roja y un timbre de alarma resonaron en su cabeza, haciendolo rodar por el suelo junto a su vìctima...

Un tècnico vestido de blanco irrumpiò en una impoluta habitaciòn de hospital y manipulò los aparatos de soporte, colocados junto a la cama en que yacìa mìster Dick, manipulandolos hasta normalizar los signos vitales.

Un pàlido Asesor entrò en la habitaciòn cuando todo hubo terminado:

-Esta vez haido uste demasiado lejos, mìster Dick. Estuvimos a punto de perderlo...-reprochò.

-No se preosupe, Aldiss- sonriò tristemente mìster Dick-, el antifaz del asesino era la ùnica y ùltima màscara que me quedaba por probar...

-Espero que lo haya disfrutado- dijo, con una frìa e indiferente cortesìa.

-Al cien por ciento-exclamò mìster Dick.

Aldiss tragò saliva y saliò del cuarto. Mìster Dick le hizo un guño al tècnico, quièn soltò una sonora carcajada.

-Y ahora , Gibson,-continuò mìster Dick-, desconecte todo mi soporte vital, por favor...

10-XI-05

Bufòn.

Literatura de ciencia ficción en Colombia

El universo curvo y finito

Durante muchos años el profesor Werner Fassen estuvo trabajando en una fòrmula que le permitirìa mitificar todos los postulados de las fìsicas, clàsica y relativista. Una vez hubo alcanzado la formulaciòn de su ecuaciòn, la sometiò a un grupo de notables cientìficos (...)

Aunque la fòrmula fue recibida con benevolencia, un grupo de escèpticos (...) cuestionò la validez de la proposiciòn y hasta asegurò que aùn en el caso de que ella fuese posible teoricamente, en la pràctica no significarìa ningùn provecho real. Ademàs, que no habrìa posibilidad alguna de construir un modelo del universo conocido para demostrar màs allà de toda duda razonable la validez de su ecuaciòn.

(...)

Por fin, un dìa anunciò que el modelo estaba listo para su primera prueba.

(...)...Entrò en el modelo y lo recorriò paso a paso. (...) Todo estaba allì, a su alcance , sometido a su poder y voluntad. Se extasiò ante su trabajo de siete lustros.

Màs cuando quiso salir, no encontrò la ruta. Con calma primero, luego agitadamente recorriò todo el universo que, insensiblemente, siguiò girando en abierto desafìo a su poder creador, ahora condenado al fracaso por siempre jamàs.

Enrique Hoyos Olier.

Cuentos.

Universidad Pedagogica Nacional, Bogotà, 2004.

Cuento colombiano de ciencia ficción

Aprovechando una tarde en la biblioteca del Banco de la Repùblica, me dì a  la tarea de buscar cuentos de narradores colombianos, que pudieran enmarcarse dentro del gènero de ciencia ficcion.

Tarea nada fàcil,por lo ingrata.

El cuento colombiano, de acuerdo con lo que pude observar a vuelo de pàjaro, durante mucho tiempo estuvo enmarcado por un regionalismo ensimismado o un afàn de denuncia hacia la violencia de caracter polìtico que vive el paìs.

Es asì que manifestaciones literarias como el cuento de ciencia ficcion son dìficiles  de hallar.

La modernidad en el cuento colombiano abriò una veta hasta ahora inagotada: el cuento urbano. Dentro de esta tendencia es obvio que la tecnologìa,los medios y las mediaciones que estos ejercen sobre nosotros, figuran como temàticas tratadas. Pero de ahì a considerar dichas narraciones como cuentos de ciencia ficciòn pienso que hay una gran distancia.

Màs bien se puede hablar de cuento fantàstico, que no es lo mismo.

Sobre todo por la dificultad de  delimitar la ciencia ficciòn como tal. De acuerdo a J. P. Telotte, el gènero de ciencia ficciòn " trata manifiestamente sobre la ciencia y las posibilidades cientìficas; sobre la probabilidad cientìfica incluso. De hecho, por lo general se propone esa especie de juego de "¿què pasarìa si..." en el que se enfrascan los cientificos cuando diseñan experimentos y llevan a cabo su investigaciòn: extrapolar a partir de lo conocido para explicar  lo desconocido"(1)

Y aunque no estoy del todo seguro de esta definiciòn, los cuentos que encontrè y seleccionè contienen una fuerte tensiòn entre la tecnologìa (como expresiòn cotidiana de la ciencia) y su vivencia por parte de los seres humanos.

Debo declarar que algunos de estos relatos me parecen ingenuos , en el sentido de que proyectan una añoranza melàncolica hacia un pasado pre-tecnològico y pre-mediatico, pero un pasado virtual, irrealizable, en cuanto no se busca la vuelta a la niñez, la utopìa, sino la transportaciòn del yo adulto a un pasado idealizado, una vìa de escape sin consecuencias.

Bufòn.

1. J. P. Telotte. El cine de ciencia ficciòn. Cambridge University Press, Madrid, 2002,pàgina 11.

Ciencia ficción en Colombia

Ciencia ficción en Colombia

La màquina

El inventor Larco-z soldò el ùltimo circuito y aproximò su conducta a lo que podrìa ser un estado de intensa satisfacciòn. Despuès de dispendiosos experimentos habìa logrado el objetivo de sus preocupaciones vitales: una màquina cuyos efectos trascendìan las reacciones fìsicas del organismo y alcanzaba impactos en la menguada constituciòn espiritual de los habitantes del planeta.

Por medio de un complejo se transmitìan vibraciones sensoriales, produciendo disturbios anti.mecànicos semejantes a sueños, recuerso y anhelos; de tal manera que cualquier individuo de escasos o inexistentes sentimientos, podìa recuperar la facultad de relaciòn con la naturaleza y los fenomenos no tecnologicos de la epoca. Laico-Z (...) se dispuso a probar en su propia persona la gran paradoja: a partir de una màquina mermarìa los avances negativos de otras màquinas sobre la personalidad humana..

(...) Accionò botones, computò cifras y cuando estuvo preparado recibiò una intermitente sucesiòn de descargas luminosas.

Los auxiliares trataron de ayudarlo pero nada pudieron hacer. El alto voltaje de sensibilidad no pudo ser asimilado por el cientifico y sus principales registros se descompusieron. El cràneo se fundiò y el plàstico cabelludo dejò al descubierto un panorama de filamentos, èmbolos, bujìas y elctrodos chamuscados.

Juan Carlos Moyano Ortiz (Bogotà, 1959)

La pasiòn de las lunas.

Ediciones Puesto de combate, Bogotà, 1981.

Ciencia ficciòn colombiana

Ciencia ficciòn colombiana

El juicio de la màquina

Frìa, insensible, inhumana estaba ahì la Computadora, empotrada al piso del edificio, haciendo sus càlculos ante la mirada de los Jurados, del Reo y del pùblico asistente a la Audiencia en la cual se juzgaba al hombre por un supuesto delito...

(...) UNIVAC, que tal era el nombre del monstruo metàlico, se habìa convertido en el centro de las miradas de aquèl Juicio donde se jusgaba la suerte del acusado. Este, presa del nerviosismo. miraba ora al Jurado de hombres como èl, ora al inmenso Robot como tratàndo de influir en la apreciaciòn de ambos sobre la definiciòn de su caso.

(...)Aquel Armatoste pensaba con una rapidez deslumbrante y elaboraba en su cerebro de cables todas las conjeturas y establecìa las posibilidades que podrìan presentarse para bien o para mal de aquel hombre que estaba en tela de juicio. Era una lucha positiva entre el hombre y la màquina.

(...) Cada uno de los jurados de conciencia fue dictando su sentencia. Sòlo faltaba el pronunciamiento de UNIVAC.

(...)

Cuando ya iba a dictar su fallo, comenzò a salir humo por su cerebro de acero; la màquina habìa hecho un esfuerzo descomunal y se habài fundido. El acusado fue condenado a muerte por un voto.

Jorge Eduardo Velez Arango.

Inventario de sueños.

Editorial Rodrigo Ltda, Manizales, 1983.