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Refugio

Refugio

Refugio
 
Durante muchos años de fatigar las bibliotecas del mundo, Abdul Assir habìa conocido todo tipo de libros: volùmenes que eran ventanas a otras vidas, hermosos papiros que al ser revelados en sus pàginas reflejaban el rostro -y tal vez el alma- del lector que se abismaba en ellos; habìa oìdo hablar de tablillas de barro y estelas de piedra que podìan conducir al lector a la presencia directa de la divinidad, e inscripciones en templos antiguos que era mejor no leer para no correr el riesgo de precipitar el fin de la creaciòn.

Incluso, alguna vez razonò que el universo entero podrìa ser un libro -infinito e ubicuo, rasgos no ajudicables a un libro humano-, en el que sòlo Dios podìa leer...

Pero nunca habìa visto un libro que fuera un refugio. Y mucho menos que se tratara de un tomo tan prosaico - un best-sellers de segunda mano- ,donde el joven lector se abstraìa de tal manera, que durante horas el mundo y su sordida realidad desaparecieran y el dolor ya no pudiera alcanzarlo...

Bufòn.

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