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La propuesta de Armitage

La propuesta de Armitage

-¿Què dirìas si te aseguro que podemos corregir tu desperfecto neuronal, Case?

(...)

-Dirìa que estàs lleno de mierda.

Armitage asintiò.

-Luego te preguntarìa cuàles son tus condiciones.

-No muy distintas de las que tienes por costumbre, Case.

William Gibson.

Neuromante.

Gollum

Gollum

No muy lejos estaba su isla (...); y allì, en un escondrijo, guardaba algunas sobras miserables y una cosa muy hermosa, (...) Tenìa un anillo, un anillo de oro, (...)

Lo querìa porque era un anillo de poder, y si os lo ponìais en el dedo, erais invisibles. Sòlo a plena luz del sol podrìan veros, y sòlo por la sombra, temblorosa y tenue.(...)

Pero nadie sabe còmo Gollum habìa conseguido aquel regalo, hacìa siglos, en los viejos dìas cuando tales anillos abundaban en el mundo. Quizà ni el propio Amo que los gobernaba a todos podìa decirlo.

J R R Tolkien.

El Hobbit.

Bilbo y Gollum

Bilbo y Gollum

Gollum vivia en verdad en una isla de roca barrosa en medio del lago. Observaba a Bilbo desde lejos (...) Bilbo no podía verlo.
-¡Bendícenos y salpícanos, precioso mío! Me huelo un banquete selecto; (...) ¡Gollum! -Y cuando dijo Gollum hizo con la garganta un ruido horrible como si engullera. Y así fue como le dieron ese nombre, aunque él siempre se  llamaba a sí mismo "precioso mío". (...) Siempre se hablaba a sí mismo, porque no tenía ningún otro con quien hablar.


J R R Tolkien
El Hobbit.

Un cuento de navidad

Un cuento de navidad

Mateo,2,2,guiòn,4

Un cuento de Navidad

Gyord sabìa que ellos creìan ser lo que no eran. siempre en la misma època cada año, se preguntaba el porquè de todo aquello.

(...)

Con la seguridad de alguien que sabe lo que hace, se dirigiò a los controles y apretò los contactos uno y dos, La cùpula de la Torre de Control tornòse sùbitamente transparente. (...)Blanca y  brillante, aureolada por la cùpula invisible, la ciudad era bella.

(...) Una asociaciòn vertiginosa de imàgenes, olores viejos, risas y canciones olvidadas le recordò la inminencia de la Navidad.

Inùtilmente buscò en su mente el significado perdido. La palabra repercutiò en sus circuitos sin encontrar màs respuesta que  los conceptos ligados al hàbito y la costumbre.

(...)

Desde la Torre de Control, Gyord mirò el panorama rutilante que ofrecìa la inmensa ciudad e inevitablemente sintiò una profunda nostalgia de algo que no pudo definir(...) ¿Cuàl era el significado  de ese derroche de colores, de los pesebres encendidos? ¿Por què año tras año repetìan todo aquello? ¿Por què? ¿Para quièn?

Porque hacìa mucho tiempo que los hombres habìan desaparecido de la Tierra.

Ahora los de su pueblo se tomaban por lo que no eran, creìan ser seres humanos y seguramente ignoraban la existencia de Gyord mismo y de los Supervisores, aislados en sus torres de mando.

(...) Entonces, con un gesto decidido conectò el contro automàtico(...)

Saliò a la calle y se mezclò con ellos.

Detuvo a un transeùnte, un androide viejo que caminaba lentamente.

(...)

-¿Què es la Navidad, señor?

(...)

-No lo recuerdo.

(...)

...Durante ocho dìas con sus noches vagò por la ciudad observando el espectaculo de la amnesia colectiva y sintiò piedad por las màquinas que se semejaban  hombres.

(...) Levantò la mirada hacia el firmamento nocturno.Màs allà de la cùpula gigante, otros mundos enviaban la luz de un pasado remoto hasta la tierra sin amos.

Tal vez de ahì vendrìan tarde o temprano otros seres que recordaran el sentido de la Navidad.

(...)

Una luz màs brillante que las otras llamò su atenciòn. La estrella azulada parecìa aumentar de tamaño, mientras se desplazaba inusitadamente de Oriente  a Occidente. (...)

"Tal vez regresen", pensò, mientras echaba a andar.

Entonces los viò: tres siluetas majestuosas caminando hacia èl. Su corazòn sintètico se llenò de esperanza. Uno de los tres Reyes Magos, el negro, preguntò con voz càlida:

-¿Dònde està el nacido Rey de los Judìos? Porque nosotros vimos  en Oriente su estrella y  hemos venido con el fin de adorarle.

Pero luego, casi en un susurro que permitìa intuir el juego de los engranajes, agregò:

-Mateo, capìtulo dos, versìculo dos, guiòn, cuatro.

Renè Rebetez.

El tratamiento del viejo poli

El tratamiento del viejo poli

...Lo abofeteè. Le dì el tratamiento habitual del viejo poli: una por ocupar mi tiempo, otra por no responder a  mis preguntas, la tercera porque no sabìa responderlas, una màs porque me dolìa la mano, otra por su cara de hijo de puta asquerosa chorreante de sangre. Y una docena de golpes bien dados por una cuestiòn de principios,

Sòlo un asesinato.

Jim Thompson.

Un bello crimen

Un bello crimen

La gente comienza a darse cuenta que en la formación de un bello crimen toman parte algo más que dos imbéciles, uno que asesina y otro que es asesinado, un cuchillo, una bolsa y una callejuela oscura. Un designio, señores, la unión de las figuras, luz y sombra, poesía, sentimiento, se creen indispensables ahora para asuntos de esta naturaleza.

El asesinato como una de las bellas artes.

Thomas de Quincey.

Ariel universal,1975.

Un crimen

Un crimen

La polìcia considerò aquèl acto como criminal, dada la alevosìa y el furor manifestados en el ataque, que resultò mortal.

La parte acusadora hablò de premeditaciòn.

El abogado defensor obtuvo la opiniòn profesional de varios especialistas, quienes hablaron de un profundo malestar narcisista.

Sin embargo, el hecho irrefutable era que el acusado habìa atacado a uno de sus clones -conocidos en el mercado como "copias"-, destrozàndole la cara con las uñas...

Bufòn.

26-28--02-07

Maigret

Maigret

Maigret tenìa necesidad de  los contactos que le procuraban sus investigaciones y  a menudo se le habìa reprochado no dirigirlas desde su despacho sino participar activamente en ellas, realizando tareas habitualmente reservadas a sus inspectores.

(...)

Tenìa necesidad de  escapar de su despacho, de respirar el aire del tiempo, de descubrir, a cada nueva encuesta, unos mundos diferentes. Tenìa necesidad de las tabernas donde tan a menudo debìa esperar, ante el mostrador, bebiendo una caña o un calvadòs, segùn las circunstancias.

Tenìa necesidad en su despacho, de luchar pacientemente con un sospechoso que no querìa soltar prenda y obtener a veces, despuès de unas horas, una dramàtica confesiòn.

George Simenon.

Maigret y monsieur  Charles.

Armitage

Armitage

-Me llamo Armitage (...) Eres demasiado joven para recordar la guerra (...)

Puño Estridente. Ya has oìdo el nombre.

-Una especie de operaciòn, ¿verdad?. Para tratar de romper el nexo ruso con los programas virales. (...)

-Eres un vaquero de consola. Los prototipos de los programas que usas para entrar en bancos industriales fueron desarrollados para Puño Estridente (...) Estabamos programando un virus llamado Topo. La serie Topo fue la primera generaciòn de verdaderos programas de intrusiòn.

-Rompehielos -dijo Case.

-Hielo, de ICE, intrusion countermeasures electronics; electrònica de las contramedidas de intrusiòn.

(...) Yo estaba allì cuando ellos inventaron tu especie.

Neuromante.

William Gibson.

Gollum

Gollum

Aquì abajo junto al agua lòbrega vivìa el viejo Gollum, una pequeña y viscosa criatura. No sè de dònde habìa venido ni quièn era o què era. Era Gollum: tan oscuro como la oscuridad, excepto dos grandes ojos redondos y pàlidos en la cara flaca. (...) Los ojos pàlidos e inexpresivos buscaban peces ciegos alrededor, y los atrapaba con los dedos largos (...) Le gustaba tambièn la carne. Los trasgos le parecìan buenos, cuando podìa echarles manos (...). Los estrangulaba por la espalda si alguna vez bajaba uno de ellos hasta la orilla del agua.

El Hobbit.

J R R Tolkien.

Molly

Molly

-Creo que estás jodido, Case.. Aparezco y directamente me encajas en tu imagen de la realidad.

-Entonces, ¡qué quiere usted, señora? (...)

-A tí. Un cuerpo vivo, sesos aún relativamente intactos. Molly, Case. Me llamo Molly. Te he venido a buscar de parte del hombre para quien trabajo. Sólo quiere hablar, eso es todo.

Nadie quiere hacerte daño.

-Que bien.

-Sólo que a veces hago daño a la gente, Case. Supongo que tiene algo que ver con mis circuitos. (...)

-Eh, yo siempre me porto bien. (...)

- Formidable (...)  Porque si te pasas de listo y tratas de engañarme, correrás uno d elos riesgos más estúpidos de tu vida.

Extendió las manos, (...) y con un sonido metálico apanas perceptible, diez cuchillas de bisturí de doble filo y de cuatro centimetros de largo salieron de sus compartimientos bajo las uñas rojas.

Neuromante.

William Gibson.

Chiba city

Chiba city

Ya los japoneses habían olvidado más de neurocirugía de lo que los chinos habían sabido nunca. Las clínicas negras de Chiba eran lo más avanzado: cuerpos enteros reconstruidos mensualmente, y con todo, aun no lograban reparar el daño que le habían inflingido en aquél hotel de Memphis.

Un año allí y aún soñaba con el ciberespacio, la esperanza desvaneciéndose cada noche. Toda la cocaína que tomaba, tanto buscarse la vida (...), y aún veía la matriz durante el sueño: brillantes reticulados de lógica desplegándose sobre aquél incoloro vacío...

William Gibson.

Neuromante.

La caìda

La caìda

Le dañaron el sistema nervioso con una micotoxina rusa (...)
El daño fue mínimo, sutil, y totalmente efectivo.
Para Case, que vivía para la inmaterial exultación del ciberespacio, fue la Caída. En los bares que frecuentaba como vaquero estrella, la actitud distinguida implicaba un cierto y desafectado desdén por el cuerpo. El cuerpo era carne. Case cayó en la prisión de su propia carne.


Neuromante


William Gibson.

Error clàsico

Error clàsico

(Case) Cometió el error clásico (...) Robó a sus jefes. (...) Aún no sabía con certeza cómo fue descubierto, aunque ahora no importaba. Esperaba que lo mataran, entonces, pero ellos sólo sonrieron (...)

Le dañaron el sistema nervioso con una microtoxina rusa de los tiempos de la guerra.

Neuromante.

William Gibson.

Case

Case

Ladrón, trabajaba para otros:  ladrones más adinerados, patrones que proveían el exótico software requerido para atravesar los muros brillantes de los sistemas empresariales, abriendo ventanas hacia los ricos campos de la información.

Neuromante.

William Gibson.

Case

Case  tenía veinticuatro años. A los veintidós, había sido vaquero, un cuatrero, uno de los mejores del Ensanche (...) Operaba en un estado adrenalínico alto y casi permanente, un derivado de juventud y destreza, conectado a una consola de ciberespacio hecha por encargo que proyectaba su incorpórea conciencia en la alucinación consensual que era la matriz.

William Gibson.

Neuromante.

La muerte del hombre

La muerte del hombre

Y al final, justo antes de que él arrojase por última vez el filamento, le ví algo en la cara, una expresión que no parecía encajar es ese sitio. No era miedo ni era rabia. Creo que era incredulidad.

(...)Acortó el filamento; el disco fantasmal se redujo al tamaño de un plato mientras él alzaba el brazo por encima de la cabeza y lo bajaba de golpe. (...)

El Piso llevó a Molly hacia abajo; la molécula le pasó justo por encima de la cabeza; el Piso dió un coletazo y alzó al hombre hasta la trayectoria de la molécula. Tendría que haberle pasado inofensivamente por encima y regresar a su cuenca (...) Le amputó la mano por detrás de la muñeca. Estaba frente a una abertura del Piso, y pasó por ella como un clavadista, con una extraña elegancia deliberada, un kamikaze derrotado rumbo a Nighttown. En parte, creo, hizo aquel salto para darse unos segundos de digno silencio.

Johnny Mnemonic.

William Gibson.

Molly y el hombre

Molly y el hombre

Molly saltó al Piso (...)

Ella se había quitado la chaqueta de cuero y las botas; la camiseta no tenía mangas, y a lo largo de aquellos delgados brazos aparecían tenues indicios de circuitos de Chiba City.¨

Él (...) se sacó la punta del pulgar con la elegancia de un hombre acostumbrado a los gestos de sociedad y se lo lanzó a Molly. Bajo las lámparas, el filamento fue un refractario hilo de arcoiris.

Ella se tiró al suelo, rodó  y se levantó de un salto después de que la molécula pasara casi rozandola con un silbido de latigazo; las garras de acero chasquearon hacia la luz en lo que debe de haber sido un automático rictus de defensa.

Johnny Mnemonic

William Gibson.

El Piso Mortal

El Piso Mortal

El Piso Mortal tenía ocho metros de lado. Un gigante había enhebrado cables  de acero psaándolos de un lado a otro por encima de un depósito de chatarra y los había estirado. Crujía al moverse, y se movía constantemente, balanceándose y torciendose (...) La madera estaba plateada por el paso de los años (..) Tenía el aspecto de haber sido montado a lo largo de generaciones.

Johnny Mnemonic

William Gibson

Johnny Mnemonic.

Johnny Mnemonic.

He pasado la mayor parte de mi vida como un receptáculo ciego que se llena con el conocimeinto de otras personas, conocimiento del que luego se me vacía: un chorro de lenguajes sintéticos que nunca comprenderé. Un chico muy técnico.

Johnny Mnemonic.

William Gibson.